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  • Foto del escritor: Facundo Scorzetti
    Facundo Scorzetti
  • 23 may 2019
  • 3 Min. de lectura

La caída por 2-0 ante Estudiantes de San Luis para quedar eliminados de la Copa Argentina en primera ronda refleja lo que fue este semestre. Poco juego, muchos errores y con un poco de actitud se levantó el nivel, pero no alcanzó. Este equipo necesita una reestructuración urgente.


Tampoco se pretendía que ni bien se vaya Almirón todo iba a cambiar. Justamente de a poco hay que ir logrando dejar atrás al técnico con los peores números en los últimos años y el equipo que dejó. Monarriz fue el encargado de tomar el interinato y, al menos en los cambios, el técnico de la Reserva hizo lo que tenía que hacer. En el entretiempo sacó a Reniero, que era lo más flojo del equipo. El delantero surgido de las juveniles cerró un semestre muy malo, en el que no rindió en ninguna de todas las posiciones en las que lo probaron. En el partido ante el equipo de San Luis jugó suelto detrás del 9, posición en la que logró asentarse con Biaggio el año pasado. Pero tampoco tuvo buen nivel.


Por Reniero entró el "Perrito" Barrios, que, como nos tiene acostumbrados, fue distinto, fue para adelante e intentó todo el tiempo. Por acá, por allá, por afuera, por adentro. Hizo lo que pudo en medio de un equipo que no se movía mucho. San Lorenzo ya perdía 1-0 desde el primer tiempo y seguía sin encontrar el rumbo. Encima vino el segundo de ellos y la cosa se complicaba aún más. El Ciclón se enfrentó a un equipo con mucha actitud y ratos de buen juego, que se le plantó de igual a igual sabiendo de las deficiencias y el momento delicado que atravesaba el equipo de Boedo. Con mucha actitud le alcanzó al equipo de San Luis para llevarse una merecida victoria.


En el momento del 2-0 en contra, Monarriz quemó las naves y metió dos cambios. Puso a Matías Palacios, que muchos esperábamos verlo jugar, y Héctor Fértoli. En su lugar salieron Blandi y el debutante Martegani. El 9 jugó un muy mal partido, nunca fue preciso con la pelota y jamás se animó a rematar al arco. En vez de parar la pelota, darse vuelta y disparar, jugaba hacia atrás o los costados, haciendo el juego más ancho y lento.


Los tres cambios fueron positivos en general. Barrios desequilibraba y lograba lastimar a la defensa. Palacios puso algunos pases en profundidad muy interesantes que en cualquier equipo con un buen ataque tranquilamente hubiesen sido gol, pero no en San Lorenzo. Fértoli tuvo un papel parecido a Barrios, aunque impreciso, con errores en los pases


Monarriz hizo lo que tenía que hacer. Puso en cancha a tres jugadores que podían cambiar la situación y los ubicó bien, y a su vez sacó a otros tres que no estaban jugando bien. Y el nivel cambió, el equipo tuvo más la pelota, fue para adelante e hizo trabajar a Montoya, arquero de Estudiantes. También influía el cansancio de los jugadores del conjunto sanluiseño, que habían dejado todo y se empezaba a notar la lógica fatiga.


Sin embargo el equipo nunca logró romper el cero, y la esperanza se fue esfumando ya que la diferencia de dos parecía dificil de superar. Así San Lorenzo quedó eliminado de la Copa Argentina en primera ronda. El Ciclón cerró así un semestre muy malo, con 4 triunfos, 10 empates y 8 derrotas. Será crucial la elección de un buen entrenador para lo que se viene (octavos de Libertadores frente a Cerro Porteño), un buen mercado de pases y un cambio estructural urgente.

 
 
 

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